lunes, 25 de octubre de 2010

Reseña de la novela El difunto Fidel de Teresa Dovalpage

Durante los últimos años, la narrativa femenina latinoamericana que impactó la literatura mundial en la década de los 80, se ha salido del discurso femenino para abordar con más libertad la realidad circundante.


Las últimas novelas de éxito internacional escritas por mujeres, suelen incursionar en la psicología masculina, a la par que en la psicología femenina y en ellas no hay intenciones definidas que puedan identificar el sexo de la persona que las escribió.


La obra de Dovalpage en el contexto latinoamericano.


Colocada dentro de esta vertiente contemporánea de la narrativa latinoamericana escrita por mujeres, se encuentra la más reciente novela de Teresa Dovalpage, El difunto Fidel, ganadora del V Concurso de Novela Corta de Rincón de la Victoria, en la que su autora desarrolla con acierto e imparcialidad las interioridades de un protagonista masculino.


Dovalpage describe la psicología del personaje a través de monólogos que le permiten recrear el mundo íntimo de un hombre, sin la intervención de un narrador. Ella nos presenta la realidad vista a través de los ojos de un individuo de mediana edad, quien trata de ocultarle a su familia que está al borde de perder su negocio y su casa.


Se trata de un hombre que se siente víctima de su familia. Por una parte, sus hijos juzgan cada uno de sus actos, a pesar de que él no les critica sus vidas y por otra, su esposa no le presta la más mínima atención por estar centrada en su gato y en las telenovelas.


Nada de lo que dice este hombre a través de sus recuentos, nos hace recordar que cada una de sus palabras fueron escritas por una mujer.


Teatralidad de la novela

El difunto Fidel, según nos cuenta la autora en su introducción, tiene su origen en una obra teatral con el mismo tema que escribió Teresa Dovalpage para Teatro Aguijón.


Es evidente que por tal motivo, la escritora retoma a conciencia elementos de la estructura teatral y los inserta en el texto, creando con este recurso un rompimiento de la estructura narrativa que resulta original y novedoso.


Si bien el cuerpo principal de la novela está construido por los monólogos del protagonista, la novela comienza y termina con escenas teatrales matizadas por espacios de narración, donde la escritora maneja cada diálogo con maestría de comediante.


Siguiendo las pautas de la tradición humorística cubana, Teresa Dovalpage tiene acostumbrado a sus lectores a comprender las peores tragedias a través de la risa y El difunto Fidel, no es una excepción.


Al lector le es difícil recordar que el argumento de la obra está basado en el drama La muerte de un viajante de Arthur Miller porque Dovalpage se las ingenia para esquivar la tragedia y hacer que el lector no pare de reír de principio a fin.


La presencia de Cuba y Miami.

Esta novela se centra en el personaje de un cubano llegado a Miami en la década de los 90, quién al poner un pié en la Florida, decide cambiarse su nombre. Él deja de llamarse oficialmente Fidel, para ser llamado Philip, en honor a un radio muy bueno que tuvo durante años en Cuba.


La decisión de este Fidel, como él mismo lo confiesa, lo define como un camaléon, capaz de sobrevivir ante cualquier adversidad. En Cuba llegó a ser dirigente gracias a su nombre y en Miami, donde llamarse Fidel es un problema, sencillamente se lo borra y “remedio santo”.


Sin embargo lo que no puede borrarse Fidel es su esencia oportunista, en la Isla solía ser intransigente con los obreros bajo su mando y los reportaba por llegadas tarde, a pesar de que no había transporte público en el país y casi veinte años después, en Miami, logra conquistar a una cubana recién llegada haciéndole creer que en Cuba fue un preso político plantado.


Dovalpage parece decirnos que en Miami existe la misma doble moral que por años ha carcomido a la Isla. Si difícil es sobrevivir en Cuba, difícil es sobrevivir en Miami porque los cubanos son los mismos allá y aquí. Durante los últimos 30 años ha llegado al Sur de la Florida un tipo de cubano que como Fidel- Philip, sabe que para prosperar en una sociedad altamente politizada, como es la cubana y la miamense, tienen que seguir la corriente del discurso político imperante.


2 comentarios:

Marta Farreras dijo...

muy buena reseña con gusto de leer el libro

Felix Anesio dijo...

resena que convida a la lectura, asi de rapido. gracias carmen, una vez mas!

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